Anécdotas, infidencias, chascarros

“Soy un hombre completamente feliz y agradecido con lo que he tenido. Aunque el teatro nunca me ha dado dinero, he vivido como he querido, nunca he tenido que buscar trabajo y tampoco he sabido lo que es pagar arriendo o cuentas a fin de mes” [1].




Cynthia Lineros, Actriz: Estaba en mi adolescencia y lo que voy a contar, en el momento en que ocurrió, me produjo un gran impacto. Llegué temprano a una de las funciones del Lazarillo de Tormes y me disponía a arreglar mi vestuario en el camarín más grande que había, que era para las mujeres. Entro intempestivamente al camarín y me encuentro al Willy montado, con los pantalones abajo, copulando con una señora bien gorda, en un largo sofá que había en ese camarín. En una mirada como panorámica me di cuenta que la pierna postiza la tenía arriba de la repisa de los maquillajes junto a los espejos. La impresión fue muy fuerte. El Willy ni me vio, ni me escuchó, claro que en fracción de segundos cerré la puerta y me fui para la sala a esperar para poder vestirme. La imagen que tenía del Willy se me trastocó por unos días, aquel hombre de cuento se me había convertido en una persona cualquiera, un ser humano que también fornicaba. Pero… en ese tiempo ya tenía como 78 años. Esta anécdota lo convirtió en un ser aún más extraordinario para mí.

Lea acá una serie de anécdotas, infidencias y chascarros -con don Willy- que relatan quienes lo conocieron.

[1] “El teatro siempre me ha dado satisfacciones”, Tania Sagredo. Diario La Estrella de Iquique, 22-06-1999.