Por la memoria de quien hoy es historia

Ha pasado el tiempo. El viejito de pelo blanco, alto y flaco que era el estandarte mayor en las fiestas de la Municipalidad, ya no tiene esa sala teatro con su nombre, ni siguió representándose la obra que contaba sus historias. Ni una plaza, ni una calle de su Iquique -por ahora- lo recuerdan. Simplemente era un artista, nada más que un artista pobre y de enorme corazón.

Por eso que este libro no debe quedarse en los estantes entre sujetapapeles, debe correr de mano en mano, contarse esta historia más allá de la anécdota, del personaje, del mito, de la caricatura, porque es la memoria de un hombre que fue persona, actor, público y escenario.

“Esta es mi pasión, me encanta, además lo hago de manera voluntaria,
y prometo seguir haciéndolo hasta el día de mi muerte” (1)

FIN DEL LIBRO

(1) Diario La Estrella de Iquique, 23 enero del 2004.